...una nueva área de la ciencia.
Por el Dr. Héctor E. Solórzano del Río.
Coordinador de Medicina Ortomolecular del Centro de Estudios de Medicina Integradora de la Universidad Autónoma de Guadalajara y Presidente de la Sociedad Médica de Investigaciones Enzimáticas, A.C.
Nuestros antecedentes familiares y hereditarios es algo que forma para de la historia clínica durante una consulta médica. Para algunos, puede ser una fuente de preocupación. Ya que hemos oído muchas veces que nuestros genes son nuestro destino. Las enfermedades cardíacas se presentan en ciertas familias, así como el cáncer o la diabetes. Además hay reportes continuos acerca de científicos que descubrieron algún gen que puede influir en nuestro riesgo de contraer cierta enfermedad. Se menciona que han descubierto genes que nos hacen más susceptibles al cáncer, a la artritis, a la obesidad, a la enfermedad de Alzheimer, etc.
Por otro lado, también hay buenas noticias que podemos utilizar de inmediato, como por ejemplo, consumir ciertos alimentos que pueden ayudarnos a luchar contra los genes causantes de enfermedades, gracias a una nueva ciencia llamada nutrigenómica. Como lo indica su nombre, este nuevo campo de la ciencia une la investigación sobre los genes con la nutrición. Uno de los conceptos más emocionantes que ha salido de los laboratorios de investigación en los últimos años, es la aceptación de que nuestros genes tienen una gran cantidad de flexibilidad. Puede que siempre tengamos los mismos genes con los que nacimos, pero lo que comemos o no comemos, afecta cómo se comportan. Podemos usar a los nutrientes como una terapia genética natural y segura que nos ayude a que nuestros genes trabajen mejor y que conservemos una buena salud.
Los genes cuentan el 35 % de la influencia en la longevidad, mientras que el estilo de vida, la dieta y otros factores ambientales, incluyendo los sistemas de apoyo son las mayores razones para que la gente viva más (Justice Blair, 2000, Who gets sick? (Houston: Peak), pag. 63).
Los genes son programas biológicos microscópicos que regulan cómo cada una de las millones de células funciona. Trabajan como software de una computadora, programando las decenas de miles de agentes bioquímicos en nuestros cuerpos. La mayoría de las células contiene 2 grupos de genes, uno de cada progenitor. También heredamos muchas mutaciones o variaciones que pueden alterar la actividad genética.
Cuando los genes no funcionan adecuadamente, pueden aumentar nuestro riesgo a sufrir alguna enfermedad.
Los científicos se han dado cuenta de que los genes no solamente compartidos entre los miembros individuales de una especie, sino también entre miembros de diferentes especies. El compartimiento de la información genética vía transferencia genética acelera la evolución puesto que los organismos pueden adquirir experiencias aprendidas de otros organismos (Nitz et al., 2004).
Cuando se descubrió el genoma humano en el año 2000, muchos científicos se sorprendieron al darse cuenta de que resultó contrario a sus expectativas sobre el número de genes que nos conforman. Se pensaba que tenemos 120,000 genes. Sin embargo, el genoma humano entero consiste aproximadamente de sólo 25,000 genes. Eso significa que ya no podemos usar a los genes para explicar porqué los humanos estamos en la cima de la escalera evolutiva.
La actividad de los genes está controlada por las proteínas reguladoras, las cuales a su vez están controladas por las señales ambientales. Así que el núcleo de la célula con sus genes no es el cerebro de la célula.
Uno de los factores que afectan cuáles genes están activos, es nuestra experiencia, un hecho completamente incompatible con la doctrina del determinismo genético. La investigación está demostrando una realidad mucho más interconectada en la cual, la consciencia juega un papel primario.
La curación vía la expresión genética está documentada en las células madre en el cerebro, los músculos, la piel, el epitelio del intestino, la médula ósea, el hígado y el corazón (Rossi Ernest 2002, The Pychobiology of Gene Expression, New York p. 229).
Un acercamiento mecanicista, reduccionista, cartesiano y lineal no puede ni aproximarse a un entendimiento exacto de la enfermedad en general.
Todos necesitamos nutrientes para hacer y reparar los genes. Hacemos nuevos genes cada vez que necesitamos una nueva célula para crecer, reparar una herida o remplazar células muertas. Al comer adecuadamente y tomar complementos nutricionales, podemos ayudar a nuestro cuerpo a hacer nuevos genes sanos, así como mejorar la reparación de los genes dañados.
Varios nutrientes regulan la actividad genética y pueden desactivar a genes que promueven el cáncer. Eso significa que reducen nuestro riesgo de sufrir de cáncer.
En muchos casos, cantidades extraordinarias de algunos nutrientes pueden compensar las debilidades genéticas. Al incrementar la ingesta de ciertos nutrientes clave podemos obtener grandes beneficios en relación a la prevención de enfermedades y hasta el retraso del proceso del envejecimiento.
A nivel microscópico, el envejecimiento ocurre en gran parte debido al deterioro de nuestros genes y su capacidad para proveer instrucciones exactas a las células. Es como tener instrucciones genéticas que cada vez están más llenas de errores tipográficos. Unos cimientos sólidos nutricionales protegen a nuestros genes y retrasan este deterioro y la acumulación de errores tipográficos genéticos.
Muchos estudios demuestran que niveles bajos de ácido fólico y vitamina B 12 realmente aumentan el daño genético y que ese daño se reduce cuando la gente consume mayor cantidad de esas vitaminas. Se constató que la ingesta baja de ácido fólico y magnesio interfiere con los mecanismos de reparación genética, resultando en más mutaciones. Y más mutaciones se traducen en un envejecimiento más rápido y mayor riesgo de sufrir enfermedades.
El selenio es un mineral esencial que también ayuda a mantener la actividad genética normal y la investigación indica que puede proteger contra casi todo tipo de cáncer, incluyendo el cáncer de mama.
Las mutaciones en los genes BRCA1 son un factor de riesgo establecido para el cáncer de mama. Las mujeres de herencia Judía Europea están en el riesgo más alto para heredar este gen y también es común en mujeres de descendencia Hispánica. Los hombres con mutaciones en el BRCA1 también tienen un riesgo mayor para el cáncer de mama. Pero otra vez, tus genes no tienen que ser tu destino.
Un estudio clínico publicado en la revista Cancer, Epidemiology, Biomarkers & Prevention encontró que el selenio complementario tomado 2 veces al día normalizó el rango de daño genético en mujeres con mutaciones del BRCA1.
Uno de los estudios que modificó la visión que se tenía en la medicina convencional sobre el impacto de la nutrición en la salud, fue uno publicado en el año 2002. En ese reporte de la Escuela de Medicina de Harvard, se recomienda para todos los adultos un complemento vitamínico. Reconocen que las cantidades óptimas ayudan a prevenir enfermedades que amenazan la vida (Fletcher RH et al. Vitamins for chronic disease prevention in adults. JAMA 287(23);3127-9, Jun 2002).
Ese mismo impacto se ha constatado en los niños. Investigaciones de la Universidad Northumbria han demostrado que la complementación dietética de los niños entre los 8 y los 14 años puede mejorar significativamente su rendimiento cognitivo y estado de ánimo. Una alta proporción de individuos, incluyendo niños, sufren de deficiencias de una o más vitaminas o minerales (Br J Nutr 2008, May 29;1-11).
Después de 4 semanas, se vieron mejorías notables en el grupo suplementado para las tareas cognitivas, llevando a los investigadores a afirmar que la complementación vitamínica y mineral tiene el potencial de mejorar la función cerebral en los niños sanos.
Por otro lado, hoy sabemos que las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta son la causa sencilla más grande de morbilidad y mortalidad en el mundo Occidental y el factor último subyacente que les subyace, es la colisión de nuestro antiguo genoma con alimentos nuevos introducidos en los últimos 10,000 años (Am J Clin Nutr 2005;81:341-54).
Con relación a las deficiencias subclínicas nutricionales, podemos decir que una incorrecta asunción desde el descubrimiento de las vitaminas, es que se creyó que los síntomas eran los signos tempranos de las deficiencias vitamínicas. Pero no, son realmente los signos más serios y avanzados de las deficiencias nutricionales que representan una interrupción casi total de la bioquímica y de la función genética normal antes de la muerte.
La nutrigenética confirma los postulados de la medicina ortomolecular porque toma un acercamiento más estrecho que se enfoca específicamente en las interacciones nutriente-gen y cómo pueden impactar el riesgo para enfermedades multifactoriales o requerimientos nutricionales.
Se sabe que los polimorfismos contribuyen al riesgo de enfermedades comunes relacionadas con la dieta y la nutrición puede modificar el riesgo de la enfermedad tanto en forma positiva como negativa o pueden influir en los requerimientos nutricionales
La aplicación de la nutrigenética desactiva las predisposiciones genéticas a enfermedades cardiacas, cáncer, diabetes y osteoporosis entre muchas otras.
La epigenética es el estudio de los mecanismos moleculares por los cuales, el medio ambiente controla la actividad genética. Es hoy una de las áreas más activas de investigación científica. Es el estudio de los cambios heredables en la función genética que ocurren sin un cambio en la secuencia del ADN (Science 2001, Epigenetics, 293, p. 5532)
El agouti anormal es una señal genética que amplifica la producción de leptina de las células grasas y bloquea la habilidad del hipotálamo para detectar a la leptina en el cerebro, ayudando de esta manera a promover el problema de la resistencia a la leptina (Claycombe KJ, Xue BZ, Mynatt RL, Zemel MB, Moustaid-Moussa N. Regulation of leptin by agouti. Physiol Genomics 2000 Apr 27; 2(3):101-5).
El resultado de este defecto genético es el aumento de almacenamiento de grasa y la inhibición de la descomposición de la grasa (o sea una gran obesidad) (Zemel MB. Agouti/ melanocortin interaction with leptin pathways in obesity. Nutr Rev 1998 Sep; 56(9):271-4).
A ratas embarazadas con el gen agouti anormal, se les dio complementos ricos en el grupo metil como B-12, colina y ácido fólico. Cuando los grupos metil se adhieren al ADN del gen, cambian las características de ligadura de las proteínas cromosómicas regulatorias.
Al metilar el ADN podemos silenciar o modificar la actividad genética. Las ratas que recibieron los complementos nutricionales, tuvieron de ratones sanos normales con un gen agouti normal (Waterland 2003. “Transposable elements: Targets for early nutritional effects on epigenetic gene regulation”. Molecular and cell biology 23;5293-5300). Esto es importantísimo ya que significa que podemos eliminar un defecto genético utilizando únicamente la nutrición. Es increíble.
También tomamos en consideración lo que se conoce como “deficiencias nutricionales inducidas”. Estas deficiencias están causadas por factores ambientales como los fertilizantes artificiales, los aditivos alimenticios, los metales pesados como el mercurio, el aluminio, etc. Y la mayoría de los fármacos convencionales también inducen deficiencias nutricionales.
Mi consejo concreto es; aunque tengan parientes que hayan sufrido alguna enfermedad considerada hereditaria, no sientan que es una sentencia inevitable. Todos podemos cambiar la expresión de nuestros genes, cambiando de estilo de vida, cambiando de hábitos alimenticios y cambiando de actitud mental.