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Te recomiendo este libro si eres de esas personas que tienen curiosidad por cómo funciona la mente humana, y quieres saber cómo aprender a sustituir hábitos nocivos de pensamiento y comportamiento por una nueva mentalidad: más amable y coherente con tus metas y propósitos.
Cap. 9 La química de la adicción emocional
Cada pensamiento tiene como decíamos su sello químico, pues almacenamos los recuerdos junto con las sensaciones que tuvimos cuando los experimentamos en su día.
El resultado es que nuestros pensamientos se convierten en nuestros sentimientos. Cada pensamiento que tienes origina en ti un sentimiento, sin que ni siquiera te des cuenta, y sin que ni siquiera ocurra nada a tu alrededor.
¿Qué importancia tiene esto? Pues que cuando llegamos a la treintena, nuestra vida empieza a “asentarse”, es decir, consigues un trabajo, formas una familia, contraes deudas y compromisos a largo plazo, y en definitiva creas una rutina que hace que tengas cada día los mismos pensamientos y sentimientos.
Dado que los pensamientos que tienes son casi siempre iguales (preocupaciones financieras, planificación de objetivos laborales, compromisos familiares, etc), y dada nuestra predilección por no probar cosas nuevas (puesto que la incertidumbre nos desagrada), el resultado es que tu cuerpo y cerebro se acostumbran a un determinado equilibrio químico interno, que se corresponde con esa miscelánea de pensamientos y sentimientos, repetitivos y predecibles.
Así pues, cualquier perturbación de ese equilibrio químico, te hará sentirte incómodo/a (por eso cambiar cuesta cada vez más con el paso del tiempo). Es más, tu cuerpo se vuelve literalmente “adicto” a ese equilibrio químico, y hará todo lo posible para mantenerlo estable. Esta es la razón por la cual, ante cualquier iniciativa que tengas de cambiar de hábitos, tu mente y cuerpo buscarán cualquier pretexto para mantenerte en el estado de siempre.
Así es como, cuando te propones hacer deporte, una vocecilla “saboteadora” te dice que es mejor empezar el mes que viene, o dejarlo para otro momento, o directamente no hacerlo nunca porque “no va contigo”.
Además, cualquier sentimiento/pensamiento repetitivo a largo plazo, crea un: Estado del Ser (o estado de ánimo). Y el problema es que como te sientes así (perezoso/a) desde hace mucho, llegas a creerte que ERES perezoso/a. Confundes lo que sientes, ese equilibrio químico repetitivo, con lo que eres.
La salida a este círculo vicioso de “no cambio” es la disciplina y la voluntad. Ambas existen en el Lóbulo Frontal del cerebro.